"El movimiento imperial no surgirá hasta que haya en el mundo un ser capaz de gobernarse a sí mismo"

miércoles, 14 de abril de 2010

1. Lugares que cuentan historias sólo a los que, al haberlas vivido ya, son capaces de recordarlas

El viejo coche, que de viejo tenía sólo los años ya que por su aspecto escondía las arrugas y lucía marcas de juventud, estaba aparcado y con las ventanas abiertas debajo de un árbol perteneciente a un parque de una urbanización de un pequeño, aunque no tan pequeño, pueblo de la capital de un país europeo.

Se podría decir que ese momento transcurría en una noche de verano, en torno a las 12:00/12:30 martes/miércoles 25/26 de agosto de 2009 aunque realmente no tendría tampoco mucho sentido hablar de tiempo ya que sólo serviría para añadir un dato irrelevante, tanto por la invención humana de medir el tiempo como por la no historia que entonces aconteció. No historia porque cada cosa que ocurre a cada persona es una historia que junto a otras forma la historia de su vida. La gente se convierte en lo que sus experiencias le han llevado a ser, la gente es lo que come, o más bien, la gente es cómo come lo que tiene para comer. Todo esa teoría de que las cosas son como tú quieras que sean, pero matizando en que son cómo tú quieras tomártelas, y al fin y al cabo, y salvo excepciones bastante tristes, nadie controla eso, cada uno interpreta como quiera y como sepa.

El caso, aunque cada experiencia sea una historia, y, por consiguiente, todo lo que hacemos lo sea, aquellas dos personas que estaban dentro de ese coche tumbadas cada una en sus respectivos asientos delanteros y con los respaldos reclinados completamente hacia atrás hablando sobre la inspiración, no trataban de contar una historia, ni trataban de crear una, porque no vivían pensando en eso, de hecho intentaban vivir cada uno con sus problemas, con sus tormentos diarios y sus tormentos eternos que llevaban con ellos meses, o incluso años, que no veían su fin, o que estaban próximos a disiparse. La duda quedaba siempre en el aire, ¿disiparse hasta cuándo?

La chica estaba tumbada en el asiento del copiloto, el chico en el del conductor. Es curioso la cantidad de detalles que se pueden dar o la cantidad de tiempo que se puede emplear para explicar un solo instante, aunque tal vez lo curioso es tratar de analizar algo inanalizable, tratar de hacer algo que no tendría sentido ya que nunca nada se hizo para que después se hablara de ello, nunca al menos esa noche, en ese lugar, entre esas dos personas.

Quizás, el hecho de que hubiera un vínculo de 11 años entre ellos lo significara todo, o no significara nada ya que, realmente, esa noche no sucedió nada relevante, fue una tarde-noche de amigos, atípica a lo normal pero sin detalles de importancia.

Se escribieron varias cosas en un folio, se habló del futuro y se plasmó en él los objetivos, las dudas, las suposiciones y ciertas seguridades nunca aseguradas. Esa noche descubrí que se le puede ser infiel a cosas abstractas ya que indirectamente te estás siendo infiel a ti mismo y, dado que tú eres la única persona que va a estar contigo hasta que te mueras, habrá que empezar a quererse un poco.

El posible, quizás inventado papiloma, preocupaba un poco al chico, que al no encontrar calcetines cortos para llevar puestos con las zapatillas, ya que al ser verano llevaba también vaqueros cortos y su escaso sentido del vestir no le permitía llevar calcetines largos, se había puesto chanclas. Conducir con ellas entorpecía las maniobras, ya que el cambio de pedales se hacía brusco al engancharse una de las chanclas con la alfombrilla de los pies, que acabó siendo arrojada al compartimento del acompañante cuyos pies no estaban encima en ese momento ya que estaban apoyados en el salpicadero para que la postura de la chica quedase armónica y regular.

El universo pudo haber conspirado para obtener y poseer esta escena concreta, nadie la podría reproducir nunca, no cómo paso, no cómo ocurrió, no se puede vivir la realidad dos veces, no la misma realidad ya que sería contraproducente para el universo.

El chico internacional tenía todo un futuro incierto por delante. Siempre había tenido ese cuadro pendiente, suponiendo que tenemos una lista con cuadros a rellenar sobre la vida, el campo del futuro estaba completamente vacío. Nunca supo nada, nunca se veía en su salsa. Sería al día siguiente, con el coche, el parque y su amiga ya lejanos, cuando, limpiando su salón de repente y sin pensar en ello se dio cuanta de un objetivo claro en su vida.

Consideraba el arte como algo que por el simple hecho de ser interpretado de forma distinta por cada persona era abstracto, y, al ser abstracto, de alguna forma no existía. Si no existía, y todo dependía de cada uno, arte podía ser casi cualquier forma de hacer algo, o casi cualquier cosa hecha. Esto no tendría ni pies ni cabeza a la hora de explicarlo, pero a la mente del chico le daba igual, no tenía porque explicarle eso a nadie y tampoco tenía que admirar algo como arte porque todo el mundo pensara que lo fuera.

Como conclusión el chico internacional tomó esa importante decisión recogiendo unos vasos, restos de la merienda del día anterior y vestigio de la charla que aún no había acontecido en ese momento de satisfacción estomacal.

Los hechos eran tan circunstanciales para el chico internacional que tenía la firme convicción de que no tenía sentido llamarlos hechos.

Siguiendo la teoría lógica de la realidad, esta historia terminaría aquí, en el imposible intento de relatar algo. Pero nadie dijo que se intentara plasmar una realidad, por ello continúa.

El chico internacional y la estudiante de odontología hablaban sobre la chica de la voz ronca. Ella indiferente, él apasionado y sorprendido.

La estudiante de odontología llegó a la conclusión de que ese momento no era real, sin dar ninguna explicación.

Puede que estuviera en lo cierto.

6 Comentarios Kracovianos:

Stranvock dijo...

xq ser infiel a uno mismo es no qererse?

Fer Llamazares dijo...

buf!

Charles Parrens dijo...

No lo sé, buf qué?

Víctor E. Blanco dijo...

Ow, ooh

Unknown dijo...

¿Nueva serie de relatos?

"La gente es lo que come, o más bien, la gente es cómo come lo que tiene para comer." Me gusta esta reflexión.

(Cuando intenté copiar esa frase me salió un mensaje subliminal que da miedo... A la mujer pseudo-gnomo no le gustó que lo hiciera...)

Charles Parrens dijo...

Suerte que ante el Ctl+C y Ctl+V la pseudo-gnomo nada puede hacer

¡Sube!
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